jueves, mayo 29, 2014






Ana Alonso y Javier Pelegrín,
Oxford, 2014. 

 
En el año 2055, el mundo vive de una manera bastante diferente a la que conocemos hoy. Desaparece la libertad de escoger tu propio destino, desaparece la libertad de expresión y se inicia una extraña dependencia hacia las marcas que son quienes contratan y escogen a su personal. Para entrar a formar parte de una marca prestigiosa, hay que superar exámenes difíciles, aunque, a cambio, lo que se logra es más servidumbre. Sara, una joven, consigue aprobar el examen e inicia el sueño de su madre, quien, desde pequeña, ha renunciado a todo con tal de que su hija se preparara para acceder a Sweet Pink, el universo rosa que cubre el mundo con sus productos de última moda, ropa, complementos y mucho más. Cualquiera se moriría por protagonizar ese sueño, menos Sara.
No todo es fácil en el nuevo mundo, hay muchos secretos y mucha esclavitud, aunque se viva en una jaula dorada. Sara, gracias a una de sus profesoras, logra acceder a distintas contraseñas y, con la ayuda de un ordenador, vulnera todas las barreras y consigue lo impensable: conectar con la realidad paralela y libre. Crea su propio blog “Odio el rosa” y se hace llamar Lynda. A partir de ese momento, conecta con otros blogueros como ella, sobre todo con un tal Dani. Sara sabe que es peligroso, aunque también fascinante y valiente.
Odio el rosa es una novela amplia, de lectura rápida y amena, que nos sumerge en ese mundo de ciencia ficción, donde las apariencias ocultan graves desequilibrios que Sara descubre y, con ese descubrimiento, se termina su vinculación a la gran marca, aunque empieza, toda la aventura que forma el proyecto transmedia “Odio el rosa”.
Ana Alonso y Javier Pelegrín son los autores del libro que ofrece varios atractivos, como acabamos de comentar. La historia conecta rápidamente con el lector, está escrita en primera persona y muestra la evolución psicológica de Sara. Además, los capítulos en los que se divide el relato – 35 más un epílogo- son breves y muy directos. El estilo de los autores es vivaz y enérgico. Los diálogos son importantes en el libro, porque permiten que el propio lector se vaya introduciendo en el relato. Por otra parte, el final queda abierto y nos deja con la intriga, lo cual propicia que se quiera seguir investigando en torno a los misterios que se plantean. Las ilustraciones de Miguel Navia, esquemáticas y realistas, al lado del formato llamativo del libro,  añaden más elementos para recomendar esta lectura.
Tras la lectura tradicional, se puede iniciar una nueva investigación, en la web, gracias a las pistas que también se incluyen en el libro, en la carta de Teresa, un documento importante porque desconcierta al lector y lo sumerge en nuevos retos.
Al lado de Odio el rosa aparece Historia de Dani, que es el amigo bloguero de Sara y un nuevo estímulo para seguir leyendo.
Oxford apuesta por este proyecto innovador que combina el placer de leer, la aventura con distintas propuestas didácticas en caso de que el libro sea objeto de trabajo en el aula.


miércoles, mayo 21, 2014






Mamá me grita,
Alberto Sobrino, 
Amigos de Papel, 2014 



Con Mamá me grita se rompe el estereotipo de madre tierna y abnegada, de madre dulce y esforzada porque Alberto Sobrino nos presenta a una madre normal, de carne y hueso, a una madre que pierde los nervios y que no necesita ser perfecta para ser una buena madre.
Su hijo, un pequeño de unos 4 o 5 años, hace un retrato perfecto de esta mujer que, de la noche a la mañana, no para de gritar, de dar instrucciones, de acompañar a su hijo en el proceso de su crecimiento. El pequeño, mientras, contrasta su visión con la de su madre: su madre grita cuando él, por ejemplo, no quiere la cena y se la da al perro o cuando no quiere levantarse por las mañanas o cuando sigue jugando en el parque o cuando se pelea con su hermana, Su madre grita y ese grito, lejos de ser un grito espantoso, es un grito de amor porque, y aquí está el secreto mejor guardado de esa madre, su mejor grito es cuando le dice a su hjo que lo quiere.
Mamá me grita es un relato, escrito en primera persona, que gustará tanto a los hijos como a las madres porque es un texto directo, divertido, realista y rompedor. Con seguridad, el pequeño disfrutará de su lectura, sobre todo, si es su propia madre quien se lo lee y se descubre a sí misma detrás de esos gritos que, al niño, no le causan el menor trauma.
Mamá me grita está escrito e ilustrado por Alberto Sobrino. Las ilustraciones, exageradas, cargadas de simbolismo, muestran a una madre, todo boca, y a un niño que no se inmuta porque, como ya hemos dicho, sabe el secreto de su madre: su madre lo quiere, luego lo demás no importa.
A menudo las madres se sienten culpables porque no siempre responden al rol que, supuestamente se espera de ellas, porque están cansadas, porque se enfadan, porque, claro que sí, gritan a sus hijos. Pues bien, el pequeño narrador de Mamá me grita viene a demostrales -a demostrarnos- que no importa, que lo único que importa es que esa madre imperfecta quiera a su hijo y eso es lo único que el niño detecta, incluso envuelto en gritos. Eso sí, como último guiño al lector y a la madre: "¡Apaga la luz!".
También puede servir de reflexión para los adultos ya que se contrastan las dos visiones, la de la madre y la del niño. A veces, tras una conducta incorrecta, desde el punto de vista del adulto, se esconde un mundo muy rico en donde el niño sigue su evolución personal. De ahí que, a veces, solo a veces, convendría dejar de gritar y guardar silencio. A veces.


Malas compañías,
Paloma Bordons,
Edebé, 2014, Periscopio, 15.



A Silvia, la narradora del relato que estamos comentando, le espera un curso cargado de emociones y descubrimientos. En plena adolescencia, su mundo da una vuelta de tuerca más para permitirle aprender de sus errores y empezar de nuevo.
Malas compañías es una novela urbana, protagonizada por adolescentes y ambientada en un entorno familiar para los jóvenes, el instituto de secundaria, los profesores, las clases, los desajustes entre compañeros... Aunque, no es simplemente una novela "de instituto", sino que recrea todo el ambiente que puede envolver a una joven adolescente en plena ebullición hormonal.
Silvia es una chica muy observadora que asiste a su propia evolución como protagonista y como testigo. Una nueva alumna, Soledad, revestida de una aureola trágica, viene a revolucionar el aula y a la propia Silvia; mientras que sus padres pasan por una crisis matrimonial fuerte y su hermano mayor atraviesa una crisis de autismo, por llamarlo de alguna manera. Lo que Silvia creía inamovible y sólido, como su amistad con Paula, se resquebraja y, en cambio, acaba acercándose al compañero más marginado del aula, Antonio, quien esconde un secreta fascinante.
Escrita con agilidad, con humor e ironía, Malas compañías es muy recomendable para los jóvenes que cursan secundaria ya que, no solo retrata su ambiente, sino que les permite una reflexión, entre festiva y amarga, acerca de las apariencias, de la verdadera amistad y de que lo importante es ser uno mismo y no tratar de deslumbrar a nadie fingiendo una personalidad que no se tiene.
Los personajes adultos también están muy bien retratados, como son los padres de Silvia o alguno de sus profesores ya que Paloa Bordons, la autora, no se limita a describirlos de manera plana, sino que los hace evolucionar. La novela es muy actual, ya que alude al tema de la crisis y del paro y a la crisis de valores de la sociedad actual.
Ahora que se acerca el verano, Malas compañías puede formar parte del equipaje lector de muchos jóvenes.

martes, mayo 13, 2014






Elefante, un guisante,
Rafael Ordóñez - Marc Taeger,
Kalandraka, 2014 


Una vez en la sabana, sucedió que al león no le apeteció comer carne, sino un melocotón; que a la pantera se le antojó una pera; a la gacela una ciruela, a la gallina una mandarina y a la rata... una patata. De esta manera tan original los animales emprenden una aventura hacia la frutería para conseguir ese bocado tan preciado; pero... el chasco es mayúsculo cuando descubren que ya no queda fruta. El elefante es el único que puede comer... dos guisantes, aunque el doctor castor le haya dicho que solo uno. La diversión llega al final del relato, cuando los animales descubren consternados qué hay detrás de esa prohibición. El elefante los ha dejado a todos sin fruta y, él, tan campante.
Elefante un guisante es un cuento acumulativo muy trabajado puesto que el narrador, en tercera persona, no solo se limita a añadir un personaje, sino que recapitula, de forma muy cercana a la oralidad, tras cada nuevo animal. Podríamos decir que Rafael Ordóñez estructura el texto en dos niveles, diferenciados también tipográficamente. Uno el protagonizado por los animales que se reproduce de manera dialogada y el otro el que añade el narrador y que mantiene siempre el mismo esquema: "Por la sabana caminando, camimando, / un león busca un melocotón, / una pantera quiere una pera, / una gacela desea una ciruela / y una gallina piensa en una mandarina...".
Elefante un guisante es un texto rimado que mantiene un ritmo continuado y que se enriquece tras las distintas intervenciones de los animales. Está escrito con gracejo y mucho sentido del humor porque el léxico que el autor manera es directo y muy ocurrente. Insistimos en que se sitúa muy cerca de la tradición oral. Especialmente divertido es el momento en el que los animales descubren que, tras tanto caminar, la frutería esta vacía. "¡Vaya chasco!", asevera el narrador. Lo peor es cuando averiguan quien es el causante de su decepción. Entonces empieza el juego de las emociones: "El león está rabioso; la pantera, enfurecida; la gacela, enfadada; la gallina, irritada; la rana, muy mosqueada, y la rata..." ¿Qué le ocurre a la rata? ¡A la rata le da un patatús! Chocan estos estados de ánimo con la imperturbable calma del elefante que se limita a esconderse debajo de una palmera.
El texto se enriquece gracias a las ilustraciones de Marc Taeger quien, empleando la técnica del linograbado, consigue imprimir dinamismo y crea la ilusión del movimiento en los distintos animales, además de darles un aire muy cercano a los orígenes, a la "sabana".
En Elefante, un guisante, se trabajan, con humor, distintos aspectos interesantes para el niño como puede ser la alimentación (son muchas las frutas que se mencionan), las emociones o los gustos y texturas.
Sin duda, este álbum ilustrado, destinado a los niños y niñas desde cinco años, va a acupar un lugar destacado en su biblioteca. Kalandraka acierta, de nuevo, con esta publicación.

miércoles, mayo 07, 2014



Ningú és un zombi!,
Jordi Folck,
Barcanova, 2014.



Ningú és un zombi! és un relat escrit per Jordi Folck i finalista dels premis Barvanova 2013 (segon  premi). Es tracta d`una novel·la adreçada als nois i noies des de 10 anys que ens explica una història esborrajada i plena d`humor. En primera persona, el jove protagonista explica com en Waldemar va arribar a la seva escola i com, de mica en mica, tota la colla va descobrir que en Waldemar no era diferent només per venir de l`Est, sinó perquè, veritablement, era un zombi.
De vegades, allò que és diferent ens asusta i en Jordi Folck, en clau quasibé esperpèntica, ha volgut escriure un text tolerant, que fuig dels tòpics i no vol discriminar ningú. Precisament, en Waldemar és anomenat Ningú per la seva família, perquè encara és petit i no mereix tenir un nom: se l`ha de guanyar.
El llibre està estructurat en 19 breus capítols, escrits àgilment, per un narrador protagonista que ens explica una experiència que va marcar la seva curta vida. Les descripcions són bàsiques per entendre la manera de viure d`un zombi i com és la seva família. En `Scar Julve il·lustra el llibre amb recreacions dels personatges i els ambients ben marcats. No és un relat que faci por, encara que el que explica en podria fer; sí és un relat festiu i fresc que arriba a algunes conclusions transcendentals.
El món quotidià d`un nen de 10 anys, l`escola, els amics, els mestres, la família i els jocs es barreja amb el món d`un altre nen, en Wally, qui també té uns costums i una família encara que sigui molt diferents a les nostres. Aquest contrast és una de les claus narratives del text.
El lector, jove o adult, passarà moments memorables llegint Ningú és un zombi!, sense dubte, però, a banda de la diversió i els escenaris insòlits, al costat d`una trama que podríem dir que pertany al nonsense perquè barreja realitat i fantasia i sembla que les coses més estranyes puguin succeir;; a banda d`això, doncs, el relat forma part d`un viatge iniciàtic on el noi protagonista acaba entenent el valor de la veritable amistat i superant qualsevol tòpic al respecte.