domingo, abril 27, 2014

Donde viven los monstruos,

Maurice Sendak,

Kalandraka, 2014.


La noche en que Max se disfrazó de lobo, no imaginó la aventura que viviría. Por sus travesuras, su madre lo llamó “monstruo” y él le contestó “te voy a comer”. Su madre lo castigó sin cenar. Y ahí empezó todo.

Donde viven los monstruos, de Maurice Sendak, es un clásico contemporáneo. Publicado en 1963, no fue muy bien recibido porque su mensaje no era demasiado didáctico ni moral (ni falta que le hacía, añadirían los niños que lo iban a leer). Gracias a la pluma y al pincel de este autor americano, Premio Andersen 1970, los lectores de varias generaciones han averiguado qué hay en el mundo de los monstruos. Max es el encargado de descubrirlo ya que en su habitación crece un bosque y él acaba en el país de los monstruos, pero, después de una larga travesía en barco. Allí, los monstruos muestran su lado más espantoso, “terrible”, pero eso a Max no le importa ya que les ordena que estén quietos. Además, los amansa con un truco y los monstruos afirman que él es el más monstruo de todos. Max acaba convertido en el rey y viviendo una noche llena de fiesta, aunque, al fin, hay algo que lo devuelve a su mundo: el olor de la cena que, pese a todo, su madre le ha dejado en la habitación.

Sin duda, el libro es espectacular en todos los sentidos. No solo la historia, llena de guiños al lector, que rompe estereotipos y se ríe de las moralinas trasnochadas, sino las ilustraciones, generosas, vibrantes, llenas de detalles, que se amplían a medida que avanza el viaje de Max. Conforme aparecen los detalles más imaginarios, las ilustraciones aumentan de tamaño y el texto se adelgaza, hasta desaparecer. Hay una total simbiosis entre texto e ilustración, como no podría ser de otra manera tratándose de Sendak.


El relato, traducido al español por Agustín Gervás, está escrito en prosa y se caracteriza por su brevedad y economía lingüística. Sugiere, más que dice. Juega con los matices y enlaza el mundo real con el onírico de una forma absolutamente armónica. No hay fisuras. Es un texto circular, podríamos decir, porque acaba y empieza en el mismo lugar, en la habitación de Max y con la cena como tema recurrente. Ni sabemos si Max ha soñado la aventura o la vive de verdad. Eso depende de la interpretación que cada uno haga. ¿Qué diferencia hay entre la realidad y la ficción? ¿Qué le ocurre a Max en el mundo imaginario? ¿Por qué regresa? Pese a pasárselo muy bien con los monstruos, que no le infunden ningún temor, Max decide regresar porque su vida cotidiana está llena de detalles que no le pueden ofrecer sus nuevos amigos. Además, seamos prácticos, el olor de la comida que preparan las madres puede con cualquier barrera.

Nos cae simpático Max porque es un niño travieso y valiente, porque sabe parar a tiempo y porque representa la imaginación en estado puro. Con la palabra “monstruo”, Sendak establece un juego metafórico. Max es, para su madre, un monstruo porque se ha portado mal; en cambio los monstruos reales, pese a sus apariencias, no crean ningún conflicto en el ánimo del niño. Él entiende muy bien qué es real y qué no lo es, pero eso no le impide imaginar, fabular y ser feliz.

El libro del que estamos hablando ha sido premiado y reconocido en distintos momentos y es un álbum ilustrado completísimo. Va destinado a los niños desde 3 años y contribuye a desmantelar los miedos infantiles.

De alguna manera, Donde viven los monstruos, constituye un viaje iniciático para Max y para los niños que abran sus páginas y se sumerjan en una historia en la que no hace falta saber leer, para sentirse protagonista.

Kalandraka ofrece este clásico en castellano, gallego, catalán, portugués y euskera y, sin duda, no pasará desapercibido.

Cabe recordar, que en el 2009 se estrenó una película basada en este texto.

martes, abril 22, 2014







El sombrero original y la ciudad gris,
David Granados Niubó,
Algar, 2014.

Al señor Jovial le gustaba mucho presumir, aunque era difícil hacerlo en una ciudad donde el gris es el color dominante. Por eso, Jovial decide cambiarse de ropa varias veces, pero no consigue destacar porque se mimetiza con el paisaje. Un buen día, no obstante, todo cambia y encuentra un cono de las obras muy vistoso que confunde con un sombrero. Desde ese momento el señor Jovial ya no pasará más desapercibido, marcará tendencia. Ahora bien, todos comenzarán a imitarlo y los colores estridentes del supuesto sombrero reinarán por toda la ciudad que dejará de ser gris. A Jovial le resulta muy aburrido, tanto que, al fin, abandona el sombrero y entonces sí que es original.
El sombrero original y la ciudad gris es una historia metafórica que nos recuerda que no hacen falta soluciones estridentes para sentirse único y especial. No se logra imitando a los demás, ni cambiando continuamente de idea. Ser único y original es una cuestión de personalidad, de principios. El mensaje de fondo lo pueden captar con más sentido los lectores adultos, aunque el relato, divertido e irónico, va destinado a los pequeños lectores quienes disfrutarán de las situaciones hilarantes que vive el señor Jovial gracias a las ilustraciones perfectamente ensambladas con el texto.
El color gris es el dominante en la ciudad, una ciudad triste y aburrida, aunque, cuando cambia de colores tampoco logra ser especial porque, entonces, solo imita una moda que, por cierto, resulta estridente, chillona y pasajera.
El valor simbólico de los colores tampoco pasa desapercibido en el relato. Recordemos una obra ya clásica, Momo, de M. Ende, en donde unos hombrecitos de gris se encargaban de robar el tiempo. En este caso, el gris es el color que define una manera de vivir  encorsetada y previsible.
David Granados Niubó, con El sombrero original y la ciudad gris, crea una historia protagonizada por adultos, muy bien escrita e ilustrada, que hará reflexionar a los mayores y permitirá establecer temas de conversación y de reflexión con los pequeños. El relato está escrito en clave humorística y domina, como ya se ha dicho, el tono irónico y la caricatura, aunque amable e, incluso, tierna. Es, por decirlo así, una parodia de los tiempos modernos en que parece que, para ser aceptados, todos tenemos que hacer lo mismo, aunque sea por decreto ley. Sea como sea, el señor Jovial acaba, sin saberlo, siendo único y original.  Todos podemos seguir su camino.

sábado, abril 19, 2014

 

Els cercles obstinats,
Carme Andrade,
Meteora, 2013.

La Carme Andrade escriu des de fa temps perquè la poesia no es pot improvisar. La poesia és un estat d`ànim, surt d`un compromís ferm amb un mateix i no admet cap trampa. Per això no ens sorprèn el llibre de la Carme, Els cercles obstinats. Ja feia temps que ells el pensava, l`acaronava i se l`estimava. Només que ara, per fi, l`ha volgut compartir amb els lectors, amics i coneguts. Un bon regal, personal i generós.
El llibre, molt ben cuidat, ens deixa veure dos facetes d`un mateix art, l`art de la creació. Per una banda, la Carme Andrade escriu els poemes, però, per l`altra, també els il·lustra i així la seva obra queda més rodona, més rotunda, més tancada. Un cercle, en definitiva... o la seva il·lusió.
Què és un cercle? Té principi, té fi? Per on comencem a llegir-lo? Bé, és cert que la poeta divideix el llibre en sis apartats, en vuit cercles, que, d`alguna manera, composen un paisatge anímic, que va madurant i adquirint un to cada cop més dens, més ambiciós, més propi. L`últim cercle porta per nom, “Cercle fugaç” i és, pot ser, el més complicat d`entendre, el més proper a l`autora i aquell que demostra que el cercle, ver per on, encara no està tancat del tot, perquè queden moltes preguntes i molts interrogants:
“Un temps fora del temps
en la roda incandescents,
en la roda incessant,
del desig que no afluixa,
dels llavis que no es clouen,
de la vida que flueix”.
Precisament és “la vida que flueix” la que ens surt a cada pàgina del llibre, la que es barreja amb aromes, amb pors, amb desitjos, amb quimeres, amb memòries i solituds. Perquè la poesia de Carme Andrade és lúcida, compromesa i valenta; no defuig ni les pròpies emocions, de vegades contradictòries, ni el món exterior, no sempre en consonància amb els propis principis,
“Missió acomplerta:
afones, escorcolles,
neteges.”.
Perquè, de vegades, s`han de dir les coses directament, mirant els ulls,
“Deixem-nos de raons i ximpleries.
Anem al gra, convençuts
que la remor dels que aguaiten,
també
ens acomboia,
ens jutja i ens condemna”.
La poesia de Carme Andrade és directa, arriba sense embolcalls, ens agafa per l`ànima i ens fa sentir i qüestionar la nostra petita, mesquina, de vegades còmoda, realitat:
“De vegades,
caldria
encetar i furgar;
colpejar i ferir...”.
De vegades, també,  com ens recorda la poeta,
“A recer dels murs de la ignorància,
escrivim dogmes,
sacralitzem paraules,
pregonem enganys
amb que bastir
infal·libles,
preteses creences”.
Però, també la veu de la Carme ens dóna llum, ens fa creure en el valor de les petites coses, d`aquelles que ens venen a trobar cada dia i que no sempre sabem veure,
“A la boca
una fulla fresca de menta
i un devessall de paraules amigues
et sortiran al pas”.
La Carme Andrade cerca el mot just, acarona les paraules i sap triar la justa i necessària. Per això la seva poesia la podem qualificar d`essencial. Res és accessori ni superflu en els seus versos. D`alguna manera està molt propera a la filosofia del haiku, la poesia breu i directa, la poesia que ens sacseja pel que diu i pel que vol dir.
Els cercles obstinats, en definitiva, els podem llegir atenent als nostres estats d`ànim. Convidem al lector a obrir el llibre per qualsevol pàgina i a llegir el poema. De ben segur, no quedarà defraudat i sabrà com entendre el missatge d`aquests versos, ferms, serens, directes i vertaders.



viernes, abril 18, 2014

Se me permitirá que, como pequeño homenaje, retome la reseña que ya publiqué en su día, pero que, hoy, vuelve a tener importancia porque el mensaje del autor está más presente que nunca. El protagonista del relato alcanzó los 90 años, García Márquez, tristemente, nos ha dejado con 87.

Hacía 10 años que Gabriel García Márquez no publicaba una novela cuando apareció la que estamos comentando, aunque sí la primera parte de sus memorias. El Premio Nobel colombiano retoma el mundo de la narrativa con Memoria de mis putas tristes, una novela breve en número de páginas. En ella el maestro hace gala, como era de esperar, de sus artes literarias y de toda su sensibilidad. Acaso el título nos engañe, pero la novela contada en primera persona explica la vida de un hombre que acaba de cumplir 90 años y que se enamora de una niña de 14.

El anciano –aunque quizá no debamos llamarlo así- reflexiona acerca de su vida, sus padres, su casa, las mujeres que amó, sus pasiones, su trabajo, la música, la literatura, la pintura... La novela, pues, es mucho más que una novela de amor, aunque sin dejar de serlo. Es una historia de ternura, de superación, de ilusión. Es un canto a la vida y a la memoria.

El narrador de la novela, el mal llamado anciano, inicia de esta forma su relato: “El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen”. Es un hombre que se define a sí mismo como feo, tímido y anacrónico. Fue maestro de gramática, inflador de cables durante 40 años y escribe una columna dominical en el periódico desde hace más de 50 años. A los 12 años perdió la virginidad y desde entonces todas sus relaciones fueron pagando. No pudo casarse, así lo dice él, porque “las putas” se lo impidieron. A los 20 años inició un registro con el nombre de todas estas mujeres; de ahí el porqué del título.

El hombre, cuando cumple los 90 años, decide, pues, tener una aventura distinta, dada su edad; pero no se engañe el lector porque cuando acude al lugar de la cita, en casa de una vieja madame, la niña, a la que él llama Delgadina, está dormida y así estará siempre. Él se enamora de una idea, más bien, porque la muchacha duerme todas esas noches y eso le permite al protagonista dar rienda suelta a su imaginación y vivir un amor como nunca nos hubiésemos imaginado.

En 109 páginas se desgrana el año tan intenso que vive el narrador desde que cumplió los 90 hasta que cumple los 91. Al fin y al cabo, la novela es un canto a la vida más allá de las convenciones sociales porque lo que importa, bien cierto es, no siempre es la edad.



















El coronel no tiene quien le escriba

Tras un jueves santo triste, volvemos la mirada a la obra de García Márquez que siempre estará allí para consolarnos y confortarnos. La primera novela que escribió, en 1961, fue “El Coronel no tiene quien le escriba”. Pese al tiempo transcurrido, es una historia actual que habla del poco reconocimiento que se tiene hacia personas que, en algún momento, han servido a una causa y de la progresiva pérdida de dignidad de estas personas que viven en un casi abandono por parte de las instituciones.

El Coronel lleva esperando su pensión de guerra desde hace más de 15 años y todos los viernes acude al reparto del correo; pero nunca llega nada y todo son promesas. Mientras, ellos, su mujer y él, no tienen qué llevarse a la boca. Ya no queda nada valioso para empeñar y su única propiedad es un gallo de pelea que él se resiste a malvender, pese a la opinión de su esposa, una mujer fuerte, que está ya viniéndose abajo.

La novela muestra una continuidad narrativa y se puede leer –se debe, diría yo- de un tirón para no perder ni un ápice de su frescura y espontaneidad. Parece que el autor se inspiró, para escribirla, en la figura de un “hombre que esperaba una lancha a orillas del caño, en el mercado de Baranquilla”. Este hombre solitario y taciturno fue el punto de partida de la novela breve que estamos reseñando aquí. Y también es el embrión de Macondo y toda la saga de los Buendía que García Márquez no tardó en abordar con “Cien años de soledad”. En “El Coronel no tiene quien le escriba” no es Aureliano Buendía el protagonista, aunque ya se le menciona en un momento, así como a Maconco, la imaginaria población (o no tan imaginaria) creada por el autor colombiano que rendía homenaje, de esta manera, a sus raíces, a sus ancestros.

La muerte, la enfermedad, el abandono, la burocracia, la soledad, las ilusiones marchitas y otros aspectos aparecen en las páginas de esta novela, breve en el número de páginas, pero intensa en los sentimientos que alborota y deja en carne viva.

El autor no se desvía para nada del hilo argumental y sigue una cronología recta, como si fuese una película y quizá influido, precisamente, por el lenguaje cinematográfico que tanto admiraba.

En suma, esta primera novela del Nobel colombiano no nos defraudará; al contrario nos servirá de estímulo y acicate para leer el resto de sus obras si no lo hemos hecho ya o para releerlas, que siempre es un buen momento. Nadie como él para penetrar en la entraña de lo humano.


















martes, abril 15, 2014




¡Vuela, vuela, sorpresa!,
Meritxell Martí - Xavier Salomó,
Almadraba Editorial - Castellnou, 2014

¡Vuela, vuela, sorpresa! (Vola, vola, sorpresa!) es la nueva aventura protagonizada por dos personajes entrañables: Toni y Tina. En esta ocasión, los amigos conejitos están muy nerviosos esperando la llegada de un buen amigo, Patas o Potes, con quien se lo pasaron muy bien la primavera anterior. Como parece que se retrasa, Toni y Tina manifiestan distintas emociones, aunque ninguna les deja disfrutar del momento. Toni se preocupa mucho y Tina se pone muy nerviosa. Por fin, aprenden a gestionar su estado de ánimo y reciben como se merece al buen amigo, con quien, sin duda, volverán a vivir muy buenos momentos.
En esta ocasión, el relato se centra en las emociones infantiles, positivas y negativas, y ofrece estrategias para canalizarlas. ¿Qué hacer cuando se espera algo que no llega? Sin duda, si leemos el cuento con los más pequeños, podrán comenzar a entender qué es la sorpresa y cómo se puede gestionar.
El libro, como el resto de la serie, se complementa con una serie de orientaciones para familiares y educadores y está auspiciado por FAROS, del Hospital Sant Joan de Déu.
En el álbum, las ilustraciones son tan importantes como el texto y merece la pena que, cuando se lea, se preste atención a las mismas. Los gestos de Toni y Tina están muy bien caracterizados, así como las intervenciones de otros personajes que ayudan a que esa sorpresa acabe de forma positiva.
Nos parece una idea muy acertada ofrecer este tipo de relatos a los primeros lectores porque favorecen la empatía, ya que las situaciones que viven Toni y Tina forman parte, sin duda, de la cotidianeidad de los lectores, aunque adaptadas al bosque, el hogar de los conejos. Además, el hecho de que los amigos reproduzcan comportamientos infantiles, de un niño y una niña, favorece también la coeducación y permite que se superen las cuestiones de género. Aún hay otro valor añadido y es que el amigo al que esperan es un pato, con lo cual, se apela a la igualdad y a la no discriminación. Es más, el personaje que vende zahanorias y que ayuda a Toni y a Tina a distraerse, es un topo.

 

¡Vuela, vuela, sorpresa! es un texto directo, divertido, cargado de sugerencias y muy adecuado para la primavera, época del año en que las emociones, de grandes y pequeños, están más a flor de piel.

lunes, abril 14, 2014






Las aventuras de Fito, 
Susana Rico - David Guirao,
Algar, 2014.


No siempre es fácil encontrar textos frescos, dinámicos y llenos de humor dedicados a los niños pequeños; textos que contagien la alegría de vivir y que no contengan cargas pedagógicas añadidas. Pues bien, Susana Rico consigue recrear algunos episodios de la vida de Fito, para deleite de los lectores y susto de su familia y demás personas que lo rodean. Y no es que Fito sea un niño con malas ideas, en absoluto, solo que no se da cuenta del alcance de sus ocurrencias. Fito actúa sin reflexionar, pero también sin mala fe, por eso cae simpático.
Divertidas son sus excentricidades. Por ejemplo, pretende curar a su tía que teme a los bichos, llenándole la habitación de saltamontes o es capaz de organizar un caos absoluto en la playa. Es más, se toma al pie de la letra eso de "operación bocadillo" y casi envenena a su maestra. De todas formas, el problema de Fito es que se toma al pie de la letra las palabras de los mayores y, cuando trata de llevarlas a la práctica es cuando "mete la pata". En realidad, el texto es una llamada de atención a esa doble manera de ver las cosas que, a veces, tienen los adultos. La madre de Fito, por ejemplo, dice algo y luego lo contrario como cuando le autoriza a gastar su dinero en lo que quiera y luego pone el grito en el cielo cuando lo ha hecho. Esas pequeñas contradicciones son las que Fito no sabe distinguir y son las que lo llevan el error. De ahí que el libro, además de ser muy oportuno para los niños y niñas desde 8 años, suponga materia de reflexión para las personas mayores, padres y educadores. ¿Cómo nos dirigimos a los pequeños? ¿Somos claros, precisos, coherentes o, simplemente, esperamos a que adivinen nuestras intenciones? Fito, desde luego, no tiene ese poder. Ni falta que le hace, también es verdad.
Susana Rico escribe con gracejo, recrea de manera plástica las situaciones y reproduce unos diálogos muy realistas. Además, los dibujos de David Guirao insisten en los episodios más hilarantes.
Las travesuras de Fito, pensamos, bien pueden tener una continuación porque suponemos que Fito, mientras sea pequeño y tenga la imaginación propia de los niños, pura y sin dobleces, seguirá ocasionando revuelo a su alrededor. Eso esperamos.
Bajo el fuego de las balas pensaré en ti,
Roberto Santiago y Santiago García Clairac,
Edebé, 2014.


Bajo el fuego de las balas pensaré en ti es una novela ambiciosa, que recrea un hecho histórico mientras presenta personajes y sucesos que tal vez sucedieron o que merecerían hacer sucedido.
Con la Batalla del Ebro como telón de fondo, siempre presente, siempre lacerante, siempre dolorosa, los coautores, padre e hijo, sitúan a algunos miembros de la familia Sandiego en posiciones de primera línea para demostrar la sinrazón de una Guerra como la llamada Guerra Civil española.
Mientras Florencio, el padre, se ve abocado a la heroicidad sin buscarla y después prácticamente al silencio, en el bando republicado; su hijo, Rodrigo, es condecorado por el mismo Franco y parece sentirse muy a gusto en las filas nacionales. Elena, la hermana, busca una salida, como miliciana. Y la guerra sigue su curso, con la intervención de unos y de otros y el terrible desenlace.
En el libro no se soslayan los momentos   duros y dolorosos ya que el relato está muy bien documentado y parte, insistimos, de una base real. Las poblaciones más castigadas, como Gandesa, cobran triste actualidad mientras leemos la novela.

 

Bajo el fuego de las balas pensaré en ti está se divide y 61 capítulos y, pese a la extensión del relato, se lee muy deprisa porque es pura acción. Desde el 18 de julio del 38, en Valencia, hasta el 2 de septiembre de ese mismo año, en el Puerto de Gijón, se han sucedido los acontecimientos y los personajes los han vivido con intensidad, con dramatismo y con rapidez porque no era momento para las reflexiones ni para las abstracciones, sino para la toma de decisiones rápida y veloz, como es el estilo de la novela, cortante, bronco, directo y muy plástico.
No abundan las descripciones directas, pero, pese a ello, sí nos hacemos una buena idea de cómo serían los personajes, de ficción e históricos y, sobre todo, entendemos, la brutalidad de una guerra, en la que intervinieron tantos intereses y no todos honestos. La crueldad más absoluta al lado de momentos de heroicidad casi obligada se dan la mano en la novela; el amor y el odio; las farsas, los engaños, las mentiras en nombre de la patria y una lucha denodada por sobrevivir son elementos indispensables para entender el texto.
 No siempre las apariencias descubren la verdad y quienes pueden parecer traidores no lo son, mientras que los que dicen llamarse amigos resultan ser falsos. En una guerra en la que tantos tomaron partido lo único verdadero es la lucha personal que cada uno mantenía y que no siempre tenía que ver con la patria, sino con la lealtad a una misma sangre, a un mismo destino.
Frente a un panorama estremecedor, se abre la esperanza en forma de amor, el amor entre Sofía y Rodrigo; en forma de piedad filial, en forma de amistad, en forma de reconciliación.
Novela, sin duda, excepcional, porque combina, insistimos, rigor histórico con peripecia de ficción y, a menudo, el lector pensará que es más real la historia de ficción que los personajes históricos que aparecen y que no siempre se muestran con sentimientos humanos. Pese a todo, la familia Sandiego acaba demostrando que no es verdad que en una guerra valga todo. Por fortuna.


sábado, abril 12, 2014



 El disco de Troya,

María García Esperón,

Gente Nueva, Cuba, 2013.


En 2004, María García Esperón recibía el Premio Barco de Vapor en México por El disco del tiempo. La escritora ya planteaba en el relato alguno de los temas que más le interesan, como la relación entre pasado y presente. Situaba en el plano contemporáneo a tres jóvenes, Nuria, Philippe y Marco. Años después, en 2010, recibíamos la segunda entrega de la serie, El disco del cielo. Pues bien, 2013, ha sido el año de la culminación, con El disco de Troya.

En esta ocasión, son los mismos personajes, aunque se observa una evolución importante puesto que, si bien siguen siendo jóvenes, han madurado y, en su horizonte, aparecen nubarrones que amenazan con separarlos o con crear alguna desavenencia. Nuria y Marco emprenden una carrera hacia atrás para tratar de dar respuesta a los enigmas que quedaron abiertos en El disco del cielo. Philippe, por su parte, parece tener un trabajo estable de París, aunque acaba, de igual manera que sus compañeros, enfrentado al ayer y al mañana.

En El disco de Troya se teje y desteje el origen de todas las peripecias humanas. Es, por decirlo así, una lección de humanidad, de las pasiones que mueven a los humanos desde que el mundo es mundo; pero no solo eso, porque va más allá y ahonda en el misterio de la vida y la muerte. Vida y muerte, al fin, en El disco de Troya, aparecen enfrentadas o, mejor dicho, complementadas. El poder, la gloria, el afán de la grandeza… se empequeñecen en un momento cuando el humano se sabe pequeño, finito y mortal. Es lo que les sucede a los personajes de El disco de Troya, a los arqueólogos e investigadores adultos, cercanos a la vejez; a los tres jóvenes e, incluso, a los personajes históricos, Demonax, Escamandro, el rey Dárdano…, todos acaban entendiendo que están solos frente al destino, que no hay dioses que valgan, que nadie les protegerá porque no hay nada cierto en la vida… ni en la muerte. De ahí que, algunos, acudan a ciertas prácticas demoníacas para tratar de acercarse a la grandeza perdida. Es como si el ser humano, ángel caído, quisiera, jugando a ser dios, pero un dios innombrable, oscuro y siniestro, enmendar la plana al destino.

Hay también varios símbolos que apelan a lo esotérico, como la Égida, que, para algunos, es el pasaporte a la eternidad; para otros, no es nada; pero todos luchan por conseguirla. Parece que se repitan los errores y los tropezones. Napoleón, Hitler… son personajes mencionados en el texto como eslabones de de la cadena humana, que, no siempre, camina en línea recta.

Los ritos acompañan a los personajes, del ayer y del hoy. No somos tan distintos y acaso nos sentimos tan solos como Dédalo, uno de los personajes más potentes de toda la trilogía. Dédalo es, en definitiva, quien da sentido a la obra, quien arroja algo de luz, quien tropieza y se levanta y el más cuerdo entre todos los mortales.

María García Esperón escribe con vehemencia, acompaña a sus personajes, no juzga, pero desvela, corre cortinas, se introduce en la intimidad de sus criaturas y las convierte en seres vulnerables y, a la vez, cercanos.

Pasado y presente, como en una rueda que diera la vuelta, cara y cruz de una misma moneda, amor y dolor, vida y muerte, poder y pobreza, dios y demonio, ambición y renuncia… son elementos dicotómicos que María García Esperón emplea con maestría para tratar de cerrar un enigma, aunque, ahora que lo pienso, no es cerrar lo que quiere, sino abrir. Abre la caja de los truenos y, al terminar el libro, aún tenemos más preguntas, aunque nos sentimos más acompañados por todas las voces que nos precedieron. Paladión antiguo frente a Paladión moderno. Al fin y al cabo, es lo mismo.

El disco de Troya
puede leerse de forma independiente, aunque el lector se enriquecerá si lo hace de manera ordenada. Así, quizá, logre entender un poco más la importancia de los oráculos porque, al fin y al cabo, los tres discos son oráculos que acaso aún sean vigentes, que acaso estén por cumplirse. ¿Qué somos sino juguetes en manos de un titán?


miércoles, abril 09, 2014





El baobab, la fulla de roure i la lluna de coure, Arola Editors, 2006
Textos: Adam Manyé
Soprano: Anna Ollet
Piano: Miyuki Yamaoka
Il·lustracions: Pere Puig

Aquest cop volem parlar d` un conte singular, especial i enriquidor. No és un conte al ús perquè barreja la música amb les il·lustracions i la paraula. Tot forma un conjunt de una gran bellesa.
La història ens parla d`una fulla de roure que, volant, arriba al costat d`un baobab i descobreix alguns misteris, com és que les papallones sempre volen cap a Venècia o que les flors del baobab són molt difíciles de veure. La lluna és l`altra protagonista que, amb to suau i calmós, ens porta cap al món dels somnis.
El llibre el composen 12 làmines i diferents peces musicals, alguna ària, cançons, fragments d`una òpera de Mozart i un poema de l`Apel·les Mestres cantat.
El procés per gaudir del conte és posar el cd, obrir el llibre i deixar-se seduir per tota l`explosió de colors i fragàncies de les il·lustracions, a la vegada que posem altres sentits a funcionar, perquè hem d`escoltar alhora i, si volem, també llegir. No és, doncs, quelcom usual aquesta perfecta simbiosi, però sí desitjable.
El conte va adreçat al públic infantil que, de mica en mica, s`anirà introduint en el món de les cadències i dels sentiments que provoca la música. Ara bé, els adults l`han d`acompanyar en aquest procés d`apropament emocional i sensitiu.
El llibre es presenta en un format molt cuidat i és converteix, d`aquesta manera, en un regal excel·lent, sobretot pels nens i nenes que comencen la seva formació musical.
 El baobab és una refèrencia que, d`alguna manera, ens fa pensar en un altre conte universal i ple de sensibilitat, El petit príncep.

miércoles, abril 02, 2014







Mishiyu,
Ricardo Alcántara - Rebeca Luciani,
Combel, 2014.

Mishiyu es un relato que no dejará indiferentes a los lectores. Buena prueba, además, de que la literatura no tiene ni edad ni calificaciones. O es buena o no lo es. Y este texto es excelente.
Ricardo Alcántara escribe una historia emotiva y emocionante porque nos habla de sentimientos, de sueños cumplidos, de retos personales y de amor. Dos seres están destinados a encontrarse como madre e hijo, aunque, biológicamente, no lo sean. Mientras el pequeño Mishiyu vive en un orfanato, pasándolo mal, con sueños duros y un presente hostil; una joven tozuda y recia, Isabel, se empeña, contra viento en marea, en adoptar a un niño. A Mishiyu.
El relato nos habla de la adopción y del sentimiento de la maternidad, de cómo se fragua y cómo, poco a poco, va calando y abriéndose paso, no solo en la propia Isabel, sino en el niño que, despacio, sin hacer ruido, con sigilo y algún temor, acaba aceptando que Isabel ha llegado a su vida para quedarse y que, efectivamente, es su madre. Su madre y su refugio.
Ricardo Alcántara sabe escoger las palabras, las situaciones cotidianas, las circunstancias personales y embellecerlas gracias a la ternura y al amor que sus personajes manifiestan. No hay nada que el cariño continuado y tenaz de una madre no pueda lograr. Gracias a Isabel, Mishiyu aprende que tiene un lugar en el mundo y que vale la pena vivir, mientras que ella, muerta de miedo por su recién estrenada maternidad, saca fuerzas de donde sea para proteger a ese niño desvalido que es, ni más ni menos, su hijo.
Rebeca Luciani ilustra el texto, con unas imágenes generosas, amplias, llenas de expresividad, en donde las miradas y los gestos son esenciales. Gracias a estas imágenes el lector, en este caso, el pequeño lector, puede hacerse una idea de cómo se sentía Mishiyu al principio y cómo se siente al terminar el relato.
Es, sin duda, un álbum ilustrado precioso y un regalo para el alma y los sentidos. Un buen texto para celebrar el Día de la Literatura Infantil y Juvenil.