martes, febrero 04, 2014

Ana Alcolea visita el INS Jaume I de Salou




Ana Alcolea, la autora de libros tan reconocidos como El diario de Carlota, El medallón perdido, El bosque de los árboles muertos o La noche más oscura, ha compartido hoy, día 4 de febrero, sus reflexiones, vivencias y emociones, con un público siempre especial, el alumnado de 4º de ESO del INS Jaume I de Salou.



La autora, antes de hablarnos del libro que se ha leído en el instituto, Donde aprenden a volar las gaviotas, ha querido hacernos una reflexión acerca de por qué leemos y para qué. Al leer, comenta Ana Alcolea, hacemos magia. Los escritores escriben el libro, es cierto, pero no solo ellos lo crean, sino los propios lectores. Nunca se recibe igual un mismo libro, parecería que, si se comenta una lectura de grupo, cada uno haya leído una historia distinta. Y es que, efectivamente, cada lector lo ha vivido de forma distinta. Es evidente que sin el lector no existiría el libro, sino solo el objeto.
Una de las maravillas de la lectura es que, cuando leemos, aprendemos a ponernos en el lugar del otro. Además, cuanto más leamos, menos nos podrán manipular. Y eso es esencial.
Con los libros tenemos una especie de retroalimentación porque quien lo acaba de verdad es el lector ya que es él quien le pone las palabras distintas. Nosotros, como lectores, nos proyectamos en el libro e influimos en la historia.
En cada lectura, además, descubrimos nuevos elementos. Ana Alcolea, por ejemplo, nos ha comentado que ha releído La Ilíada y que esa lectura de madurez no tiene nada que ver con la que hizo cuando era más joven e, incluso, con la que hizo de niña. Y es que, como diría Neruda, “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”.


A continuación, la escritora ha querido desvelarnos algunas de las claves narrativas de Donde aprenden avolar las gaviotas. Para empezar transcurre en Noruega, que es un país que, por razones familiares, le es muy grato a la autora. La casa en la que se inspiró para escribir la novela es su propia casa en Noruega, que está ubicada encima de lo que fue un antiguo búnker en un campo de concentración nazi. Relacionada con la trama aparece la conjura de Telemark, de capital importancia para evitar que Hitler se hiciera con la bomba atómica.
Noruega sufrió mucho en la Segunda Guerra Mundial porque nunca se rindió y fue un lugar muy apetecible, por su situación estratégica, para los nazis. De ahí la figura de Elsa, una de las protagonistas del libro quien tuvo una relación con un alemán por la que tuvo que pagar un precio muy alto.
Ana Mª Alcolea escribió esta novela en el 2004, en muy poco tiempo, después de unas vacaciones de Noruega. La presentó al premio Anaya y quedó finalista. Después, la novela se convirtió en una de las más apreciadas por la crítica y por los lectores. Comenta la escritora, como guiño al público adolescente, que con disciplina se pueden lograr muchas cosas. Quien tiene poco tiempo se organiza muy bien porque el día, realmente, da para mucho.



Añade que ella viaja siempre con un bloc de notas y que siempre parte de algo que le es cercano y querido. Por ejemplo, se siente identificada con la mayoría de personajes de la novela, aunque es Arturo quien la representa mejor.
A Ana Alcolea no le gustan las moralejas, pero sí quiere hacernos ver que en Donde aprenden a volar las gaviotas, los personajes se arriesgan a caer porque, en la vida, siempre hay retos.
Curiosamente, repitiendo sus palabras, hay cosas que nunca sucedieron que no olvidamos y otras que sí han sucedido aunque las hayamos olvidado.
La escritora aragonesa nos ha ofrecido, en definitiva, no solo una lección de literatura, sino una lección de vida.



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