viernes, diciembre 27, 2013







 Versos del mar,
Carlos Reviejo - Javier Ruiz Taboada - Paz Rodero
Madrid, SM, 2013.

Versos del mar es un libro bellísimo, no solo por los poemas de Carlos Reviejo y Javier Ruiz Taboada, sino por la ilustraciones de Paz Rodero, que suponen una explosión de luz y de color en cada una de las páginas del libro.
En 30 poemas los autores tratan de acercar el mar a todos los lectores y lo hacen con indudable gracia y gracejo ya que combinan el humor, la ironía incluso, con imágenes de indudable lirismo, como en el poema dedicado a los amores imposibles entre el sol y la luna:
"Ni darse un baño de espuma
juntos, como dos amantes,
pueden el sol y la luna.
Uno siempre se va antes".
El poema "Marina", por ejemplo, es un ejemplo espléndido de sensibilidad poética:
"En loa mares muy pronto,
despunta el alba.
Entre luces despierta
la madrugada".
Notamos la ironía en la amistad curiosa entre distintos peces, como el pez remo y el pez sierra que, leemos, "Son amigos, pero menos".
En otro, titulado "En el fondo del mar", una gaviota le pide al cormorán que le enseñe el fondo del mar y ahí tenemos el diálogo genial:
"-Me lo tienes que enseñar
-le propuso la gaviota,
-¡Si tú no sabes nadar!
-Es verdad, estoy idiota".
Diversos, pues, son los registros de este ramillete de poemas como diversos son los personajes que aparecen y las situaciones que se describe. Domina la personificación, aunque también aparecen las nmetáforas, las exclamaciones o las interrogaciones retóricas. Son versos de ritmo muy carcado, con rimas asonantes o consonantes, que recrean escenas cercanas al mar, pero de una manera muy natural y cercana.
Versos del mar es un álbum ilustrado destinado a los primeros lectores, aunque puede gustar a cualquier lector de cualquier edad porque la poesía, insistimos en ello, no conoce ningún tipo de barrera generacional.
Los poemas fluyen, como la propia agua del mar. Neptuno, las sirenas, algún pulpo, la balleza, todo tipo de peces, los corales, el pirata, el fondo del mar con sus tesoros conviven con las gaviotas, con la luna y el sol y con los propios lectores. Son poemas muy aptos para ser recitados en público, por ejemplo, en alguna celebración escolar.
La amenidad, la gracia, la imaginación, la luminosidad se dan la mano en este libro para deleite de sus lectores. La poesía se sigue mostrando como un género imprescindible para potenciar la sensibilidad en los primeros lectores.
El poemario juega con distintos tonos, desde el alegre, hasta el más melancólico, pasando por el cómplice. Hay continuos juegos de palabras y guiños al lector para implicarlo en la lectura de manera muy directa. Las adivinanzas, las seguidillas e, incluso, la canción de cuna se pasean por el libro compartiendo protagonismo con mensajes ecológicos y consejos que inciden en que hay que respetar y cuidar el mar. Eso sí, sin perder en ningún momento ni la gracia ni la chispa poéticas.

Y nació Jesús,
María Menéndez-Ponte  - Roser Rius
Madrid, SM, 2009. 


Y nació Jesús forma parte de la colección Pictogramas de SM. Es un libro que ya tiene varios años, pero que no ha perdido la vigencia. Siempre, en Navidad, vuelve a cobrar protagonismo. Va ahora mismo por la séptima edición.
María Menéndez-Ponte narra el nacimiento de Jesús con todos los detalles que a un niño le pueden interesar o llamar la atención. Lo hace de manera sencilla y muy clara, aunque no excenta de rigor. Gracias a los pictogramas de Roser Rius el texto resulta asequible para los primeros lectores y les ayuda a aprender a leer.
Y nació Jesús recoge la historia que narran los Evangelios, pero María Menéndez-Ponte le añade cotidianeidad porque parece que nos esté contanto algo que acaba de ocurrir, que puede ocurrir en cualquier lugar. Humaniza, por así decirlo, la situación y a los personajes que, sin perder la grandeza, se muestran cercanos al niño. De esta manera, abunda el diálogo porque son personajes que protagonizan su propia historia y la viven nuevamente para nosotros.
El relato, tierno y directo, es un regalo adecuado para que los niños entiendan qué se celebra exactamente en Navidad y aprendan que los aspectos comerciales son, desde luego, secundarios.

jueves, diciembre 26, 2013


La talpeta que volia saber qui li havia fet allò al cap / El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza.
Werner Holzwarth - Wolf Eribruch,
Kalandraka, 1989


El cuento clásico de Werner Holzwarth sigue siendo un regalo perfecto para los niños y niñas más pequeños. Es un cuento desenfadado, lleno de humor y desparpajo.
kalandraka lo ofrece en distintos idiomas, el catalán, gallego, euskera y portugués, con lo cual se favorece aún más su difusión.
Cuando un dia el señor topo salió de su agujero algo le cayó en su cabeza. Como el topo es medio cegato no supo quién le había hecho eso y, muy indignado, fue a preguntar a todos los animales, a la paloma, al caballo, a la liebre, a la cabra, al cerdo, a la vaca... y ninguno era el dueño de eso que lucía en su cabeza. El topo, eso sí, aprendió mucho de los otros animales, aunque fueron las moscas quienes le dijeron que era una caca de perro lo que llevaba en la cabeza. Al fin se desveló el misterio.
El cuento, que podríamos calificar de escatológico, divierte a los primeros lectores por el trato tan normal que recibe algo que no suele aparecer en literatura y que siempre provoca la risa, aunque sea tan necesario.
El ilustrador, Wolf Eribruch, incide en el objetivo del topo y, como en un escaparate abierto, muestra cómo son los excrementos de una serie de animales que no dudan en compartirlos con los lectores para deleite de uno y, por desgracia aún es posible, escándalo de otros.
El libro se presenta en formato de álbum ilustrado con distintos juegos tipográficos. Son todos animales de granja y cada uno come distintos alimentos, de ahí que cada uno sea distinto, pero, a la vez, necesario.
En definitiva, un libro imprescindible en las bibliotecas de los primeros lectores.
El cuento, por otra parte, ha sido traducido a más de 20 lenguas y se sigue publicando con mucho éxito de lectores. Por algo será.

viernes, diciembre 13, 2013

La palabra nana o canción de cuna nos habla de la poesía más pura, la tradicional y anónima. Las nanas son las cancioncillas que las madres, abuelas, tías, hermanas... cantan, a veces de generación en generación, a sus hijos, nietos, sobrinos… con el afán de hacerlos dormir, de provocarles una transición dulce de la vigilia al sueño. En todas las partes del mundo existen estas canciones que, de alguna manera, se relacionan porque comparten un mismo sentimiento, un mismo objetivo.

Si me permiten, citaré a García Lorca que fue uno de los primeros en fijarse en la grandeza de estas humildes composiciones:” Para provocar el sueño del niño intervienen varios factores importantes si contamos, naturalmente, con el beneplácito de las hadas. Las hadas son las que traen las anémonas y las temperaturas. La madre y la canción ponen lo demás.”

Caballitos de sal recoge una serie de poemas a los que ya llamo nanas o canciones de cuna, aunque quizá no lo sean en el sentido recto del término. Son pequeños poemas en los que he tratado de condesar un sentimiento y una emoción que no sabía muy bien como canalizar y que surgió en forma de poema infantil. La primera nana que escribí se la dediqué a uno de mis sobrinos, al menor, a Héctor, es la “Canción de cuna para Héctor”. Este poema alude al mar y a ese especial magnetismo que nos produce su contemplación. Quizá porque soy persona de costa he escogido como personajes de mis poemas a los habitantes del mar, sublimados, eso sí, con una especie de halo nostálgico. Así, el niño marinero que se quiere echar a la mar o la niña que se va a navegar son símbolos de los sueños que, a menudo, chocan contra la realidad. Ambos, niño y niña tienen ansías de libertad que no siempre se materializan. El mar o la mar, más bien, encarna ese mundo mágico, sin final, inalcanzable, en donde todo es posible. Esa es la carga emocional que tiene el mar en los poemas. El color azul, los barcos, las gorra marinera, las estrellas, las sirenas... son motivos recurrentes en este poesía y, si lo pienso bien, suponen la otra cara de la vida, la cara feliz, no encorsetada, pura y primitiva, aquello que yo quisiera legar a los niños que me rodean”

“A mí dadme caballitos de sal,

Una estrellita rosa

Y pedacitos de coral.

A mí dadme

El azul de las olas

De todo el ancho mar

Que me pueda acariciar”

Nunca he sido especialmente niñera, es la verdad. Me siento más a gusto rodeada de adolescentes, pero, cuando veo un recién nacido, hay algo que me une al mundo, que me calma, que me lleva a ese ideal en que todo es posible. Por eso me puse a escribir nanas, porque quería, de alguna manera, ser el hada de la que hablaba García Lorca y mostrar a los niños que, pese a todo, vale la pena estar aquí, haber llegado, sentirse vivo. La risa, la alegría, las melodías, la suavidad de los gestos... son detalles que acompañan al niño en su día a día y que he querido plasmar en las nanas, así como los obstáculos que tendrán que superar porque el sueño no siempre es fácil y a veces no llega (las estrellas lo impiden, la hiedra...).

Caballitos de sal es un poemario que no ha surgido de un día para otro, que se ha ido gestando, despacio, que es fruto de mi propia evolución personal y refleja algunos de mis anhelos y, por supuesto, encierra el cariño que, a veces, uno no sabe como ofrecer y que yo he brindado en forma de palabras.

Decía que Héctor fue el primero, pero a él le siguieron Elba, mi sobrina a la que dediqué tantas nanas... y Joana, la hija de Carme Masip, aquí a mi lado, que fue su primera hija... y más niños y más niñas... y todo un rosario de balbuceos, de miradas, de encuentros y de conocimientos hasta llegar a Teresa, mi propia hija. Cuando ella nació yo ya llevaba un bagaje de ternuras y cariños a mis espaldas, ya sabía del olor de la piel de un recién nacido, de la fuerza de sus dedos o de su mirada, pero lo que no sabía, y ella se encargó de enseñármelo, es que podía superar mis propias limitaciones y mis propios miedos para curar los suyos. Es curioso el prodigio de la maternidad.

En suma, Caballitos de sal es un libro muy cercano a la poesía tradicional, que reivindica el género de la nana y sus orígenes humildes. Donde haya una mujer que se derrame, toda amor y ternura, para guiar el sueño de un niño, allí habrá una nana. La luna, las estrellas, las luciérnagas, los personajes de los cuentos, las frutas más sabrosas, el conejito rosa... todos ellos solo tienen un objetivo:

“Traedle alegría,

Quitadle las penas,

Pero no la despertéis

Que la niña duerme”.

El libro es un álbum ilustrado que tal vez sirva para arrullar a los niños, pero sobre todo para enseñarles a contemplar porque, sin duda, las ilustraciones de Yolanda Mosquera son espléndidas y, pese a que no hemos coincidido aún, ha sabido penetrar en el alma de los poemas y los ha recreado doblemente porque ha realzado, con sus motivos, aquellos elementos que, de otra manera, hubieran pasado desapercibidos. Es un trabajo lleno de sensibilidad y magia el que ha hecho Yolanda, a la que también se la puede calificar de hada.

Por último, quiero dar las gracias a todos los que hoy habéis venido a acompañarme. En estos tiempos de tribulación, es importante tener claras las señas de identidad y reconocer deudas y afectos. Gracias a Ángela y Ester Sánchez, almas del libro. Gracias a María García Esperón, gran escritora mexicana y excelente persona que, con su palabra, ha enriquecido estos Caballitos de sal. Gracias a Carme Masip, mi amiga de tantos años, por arroparme siempre. Gracias a Elba, la niña que ya creció, pero que sigue conservando la misma mirada limpia y pura y a Teresa que, quizás sin ser muy consciente, ha provocado que finalmente se publique, hermosamente, el libro. Y gracias, en definitiva, a la Biblioteca, a Josep Toquero y a todos los amigos y amigos que estáis aquí. Antes, eso sí, quisiera aludir a un último aspecto personal y emocional. Hoy, festividad de Santa Lucía, es un día señalado para mí porque hoy mi abuelo Antonio hubiera cumplido 109 años. No creo que haya sido el azar el que haya pensado en esta fecha.

Espero, en fin, que el libro, si lo leéis, os acerque también a esa otra dimensión en que todo es posible, la de los sueños y que acabéis ...”dormidos en vuestro velero”.

sábado, diciembre 07, 2013



 El regalo,
O. Henry. Ilustraciones Ofra Amit
S. 2013.


El regalo, de O. Henry es un texto clásico (de 1905) muy oportuno para las Navidades por los valores que transmite. Della y Jim son un joven matrimonio que pasan muchos apuros económicos aunque se aman profundamente. Buena prueba de ello es que prescinden de aquello que más les gusta (el cabello en el caso de Della y el reloj del abuelo en el caso de Jim) para conseguir la felicidad del otro ya que, al llegar la Navidad, desean poder regalar algo especial. El cuento se lee en clave de metáfora porque, precisamente, piensan en un obsequio que tiene que ver con aquello que, superando los egoísmos, han desechado. Así, Jim le compra unas peinetas a Della y esta le regala una cadena para su reloj. Las peinetas y la cadena ya no tienen sentido, aunque, simbólicamente sí, porque representan la capacidad de sacrificio y el amor que se profesan sin fisuras.
El regalo no es estrictamente un relato infantil, aunque tampoco deja de serlo puesto que es, como sucede a menudo con la literatura llamada infantil, un texto sin edad. Un lector maduro entenderá perfectamente el mensaje y quizás uno más joven se quedará con la anécdota, pero también sabrá ver el aspecto emocional del cuento. Un lector infantil necesitará la ayuda de un adulto para comprender el mensaje.
La editorial SM, muy oportunamente, ha hecho una reedición de El regalo espléndida que se convierte, nunca mejor dicho, en un muy buen regalo para la Navidad. El libro se presenta en forma de álbum ilustrado por Ofra Amit  de forma muy artística. Las imágenes que el lector contemplará en el libro son sencillamente espléndidas y se centran en esos momentos íntimos y cotidianos del matrimonio protagonista.  La portada, por ejemplo, es una metáfora de la cabellera que Della sacrificó por su marido. En cuanto a la tipografía es otro recurso muy bien empleado ya que las palabras aparecen en distintos formados, en negrita, en cursiva, en mayúsculas,,, para realzar lo que en cada momento sucede al personaje y empatizar más con él.
Del cuento de O. Henry se han hecho distintas versiones, una de las más entrañables es la que protagonizan Mickey Mouse y Minnie y que dejamos a continuación. Es un buen mensaje navideño, aunque debería ser un mensaje también atemporal como el propio relato.



viernes, diciembre 06, 2013

Semillas de papel
Bea y Silvia Gil
Algar, 2013


Eyla se ha instalado en el bosque con la pretensión de escribir, pero, como no lo logra, tala y tala los árboles para convertirlos en papel que luego arruga y echa a la papelera. El equilibrio del bosque se ha roto y hay que hacer algo por restablecerlo. Naia acude en auxilio de los animales y, con las hojas inservibles, construye unas hermosas figuras a imagen de los animales que han debido huir del bosque. Cuando Eyla ve que esas hojas convertidas en animales regresan al bosque, se da cuenta de su error y no sabe qué hacer. Decide, entonces, sembrar las hojas que el quedan con la esperanza de que broten de nuevo los árboles que ella destruyó. Y es así como germinan las semillas de papel.
Semillas de papel es un álbum ilustrado escrito e ilustrado por Bea y Silvia Gil y editado por Algar. Se puede leer en diversos idiomas, catalán, gallego y francés.
El libro es una delicada obra de arte que, de forma metafórica, trata de concienciar a los pequeños lectores de la importancia de respetar el equilibrio de la naturaleza. En esta ocasión, las semillas de papel han dado sus frutos, pero, por desgracia, en el mundo real esto no sucede.
Semillas de papel es un título simbólico que recrea, de forma armoniosa, con un texto suave y tierno, un tema actual. Las ilustraciones destacan por la abundancia de detalles y por los matices que recogen. Los ojos de Eyla, por ejemplo, cuando descubre su error, nos conmueven por la profundidad de la mirada y la tristeza que desprenden.
La magia, la ternura, la comprensión son cualidades que se desprenden del relato, que bien se podría calificar de fábula moderna. 
Con estas semillas tan especiales, niños y mayores, comprenderán que los pequeños gestos son importantes y que cada uno, en su parcela, puede contribuir a mejorar el mundo en el que vivimos. Eyla solo pensó en ella misma, no quiso hacer ningún mal y, sin embargo, lo hizo, aunque después lo pudo enmendar. Quizá sea mejor pensar antes en las consecuencias, nos vienen a decir la autoras. Cada uno de nosotros puede plantar una semilla, sin duda.

Construye tu origami de Semillas de Papel
Palabras para Caballitos de sal,

Por Teresa Martín Taffarel




En Caballitos de sal, Anabel recoge hilos de platas y caballitos de mar y los entreteje con lunas y estrellas, con luciérnagas y corales para bordar las canciones inspiradas por el sueño de todos los niños envueltos en el cálido hueco de la cuna.

Cantar al niño que nace es seguir esperando promesas de la vida. Es seguir creyendo en su vínculo de paz que nos aproxima a lo esencial. Es aprender a recuperar la mirada del asombro en unos ojitos que empiezan a mirar. Pero estas miradas recientes, también tienen que esconderse tras los párpados y dormir. Y para que pueda entrar en el reino del sueño, la dulce premura de la madre mece al niño con un ritmo que acompaña palabras apenas pronunciadas. Palabras que inventa la madre o que le regalan la tradición y los poetas.


Anabel compone esos poemas naturales, y lo puede hacer porque, desde los cofres cristalinos de su propia infancia y desde los niños que la rodean, rescata ecos y melodías que le llegan como una corriente siempre renovada.


Ese tiempo niño es tiempo de pequeños marineros que navegan por los barcos del sueño en busca de las maravillas del mar. Tiempo de risas y sonrisas que sobrevuelan cuentos aún no contados. Tiempo de llantos cazadores de sirenas saladas. Tiempo sin tiempo para el niño dormido en el regazo poético y amoroso de la madre.


A veces, como todos los niños, Elba-Mar o Teresa no se quieren dormir. Entonces hay que llenar su cuna de vestidos de amapolas, palmas y cerezas para que, cuando llegue el sueño, jugando a buscarse y esconderse, se encuentren por fin y dejen en el aire un silencio apacible en el que se prolonguen los ecos del canto. Héctor, en cambio, duerme feliz, y la poesía traspasa los límites de sus ojitos cerrados y adivina lo que descubre el niño en su viaje por el sueño. ¿Y Joana? Una nube se acerca a la cuna donde duerme. No hace ruido, pero su presencia puede despertarla. Y las palabras del poema, como la hiedra, la detienen, y así se va perdiendo en un cuelo grande sin atrever a desvelar su sueño.


Poemas de ternura, apenas dibujados con las palabras más simples, con imágenes que dejan el espacio poblado de vibraciones transparentes, con sonidos que sugieren territorios de fantasía aún inexplicados.


Las nanas de Anabel nos revelan una sensibilidad lírica en estado de asombro, dispuesta siempre a dejarse invadir por visiones de belleza posible y alcanzada. Belleza de las cosas pequeñas, momento único de la flor silenciosa, del canto amanecido, del amor total.

Y Anabel que, con su vida y sus palabras, sigue componiendo el poema, seguro que ya está pensando en otros cantos, en otros cuentos para todos los niños que seguimos esperando el regalo de su palabra sincera y pura en un próximo libro, y en otro, y otro, y muchos más.

martes, diciembre 03, 2013

Renato,
Manolo Hidalgo,
Kalandraka, 2013.

Renato, de Manolo Hidalgo es relato tierno y directo especialmente indicado para las primeras edades, a partir de 3 años. Las imágenes del propio autor son claras y directas. Texto e ilustración destacan por la plasticidad. La historia se resume en unas pocas frases, pero, dentro de su sencillez, condensa un mensaje que puede calar en el lector. 
A Renato le gusta mucho jugar Renato tiene una baja autoestima y, para solucionarlo, cae en un error, en principio grave. Renato es un reno y cree que su cornamenta le impide jugar y se siente muy torpe; de ahí que compre un serrucho enorme, pero, por un descuido, acaba talando el bosque y, con él, el hábitat de sus amigos. Ahora bien, el optimismo se impone y Renato hace de su obsesión la solución al conflicto: en sus astas van a anidar, mientras no crezcan los árboles, sus amigos los pájaros.
El relato habla de colaboración, de autoestima, de crecimiento personal y de autoaceptación.
Queremos detenernos un momento en las imágenes que son de líneas claras. Juegan con los colores negro, blanco y rojo y permiten que, a veces, no hagan falta las palabras.
El libro tiene un formato muy manejable para los pequeños. Renato es otro buen regalo de Navidad. La nieve, el reno, los árboles... contribuyen a crear esta atmósfera tan propia de las fechas de se acercan.
Hay que añadir que el personaje de papel, en esta caso, ha saltado a la ropa y son varias las prendas, comercializadas por CasaK que se pueden adquirir con este singular personaje.

domingo, diciembre 01, 2013

La llegada del Adviento supone un momento especialmente dulce para los niños. Son frecuentes en muchos hogares los llamados calendarios de Adviento que guardan una sorpresa cada día, normalmente en forma de golosina.
Pues bien, la propuesta que nos ofrece SM, es bien original. En Cuentos para preparar la Navidad se recogen 24 cuentos, un cuento por día, que deben empezar a leerse el 1 de diciembre para concluir el 24. A lo largo de esos cuentos, el pequeño lector asistirá a un encuentro muy especial. Como cada año, Osito celebra una gran fiesta por Navidad e invita a todos sus amigos. Este año, sin embargo, se encuentra con una desgradable sorpresa: solo tiene un adorno para su árbol. La idea que se le ocurre es pedir a todos sus amigos que traigan un adorno. Y así comieza el primer cuento. El resto dedica un cuento a cada uno de los animales amigos hasta llegar al cuento 24, "La pirámide de los animales" en la que, de forma muy especial, se descubre cuál es el mejor adorno de todos.
Animales de todo tipo y condición se alegran cuando son invitados por Osito y no quieren defraudarle. Todos se las ingenian para llevar un buen adorno. La jirafa, el oso panda, el elefante, el lobo, el canguro o el pollito, por citar solo unos cuantos, contribuyen a que la fiesta de Navidad sea, de verdad, inolvidable. El mensaje queda bien claro: la unión y la colaboración entre los amigos es esencial.
Los cuentos, muy breves y amenos, están escritos por Béatrice Garel y las ilustraciones son de Thomas Baas, quien presenta unos animales, que sin perder sus características, se muestran con comportamientos humanizados, así resulta más fácil que los niños se identifiquen con ellos.
El libro, además, regala un abeto de cartón muy especial que el lector deberá ir adornando con las distintas aportaciones hasta llegar a la final, la más bonita de todas.
Nos parece, en suma, una forma hermosa y original de ir preparando la Navidad con los más pequeños de la casa y un regalo estupendo para estas fechas.