lunes, julio 30, 2012

El sueño de Lu Shzu,
Ricardo Gómez. Ilustraciones: Tesa González
Edelvives, 2011.

El sueño de Lu Shzu corrobora la afirmación célebre de Juan Ramón Jiménez de que los niños pueden leer “de todo”. El relato que narra Ricardo Gómez es estremecedor y, sin embargo, va destinado a los primeros lectores. ¿Cómo se ha logrado dar este salto? Sin duda, gracias a la calidad literaria y a las ilustraciones, sencillamente espectaculares, de Tesa González.
Narra el cuento la vida de una niña “dagonmei”, esto es una niña china esclavizada haciendo juguetes. Una niña que se llama Lu Shzu y que, a lo largo de su corta vida, fue ocupando distintos lugares en el montaje de las muñecas. Cuando sus deditos sirvieron la hicieron colocar ojos, luego pasó a colocar brazos y piernas y, cuando ya no pudo hacerlo, se la puso a empaquetar las muñecas y entonces sí, entonces la pequeña Lu se quedó hechizada por lo que hacía y soñó como todas las niñas del mundo, soñó en voz alta, soñó hacia adentro y hacia fuera… y quiso hacer su sueño realidad: conseguir una muñeca de verdad, como las que empaquetaba. La vida de Lu y la de tantas otras niñas es terrible y más aún cuando pensamos que se les hurta la infancia.
Ricardo Gómez resuelve con habilidad el momento dramático en que la niña descubre que ella no puede soñar ¿o sí? Su abuela le cose una muñeca, no tan perfecta, pero sí más real porque es esa muñeca, y nadie más, quien cuenta la historia. Es esa muñeca quien explica cómo Lu, de alguna manera, siguió viviendo.
El relato destila magia y es una joya creativa. Ya su aspecto, un álbum de grandes dimensiones, invita a acercarse y, cuando se contempla la portada, la alegría se desborda porque las ilustraciones de Tesa González irradian luz, ternura, afecto. Son ilustraciones que fluyen, que hacen que el lector piense que puede, realmente, acariciar la muñeca, que puede entrar en el relato. Por otro lado, las letras también son juguetonas y trazan caminitos y se mueven y forman nuevas perspectivas… todo para favorecer la imaginación y la ilusión porque todas las niñas, se llamen como se llamen y hayan nacido donde hayan nacido, tienen derecho a una infancia feliz. Los colores, las formas, las letras y las imágenes… son una pura delicia para la vista y una invitación a la lectura. La textura de las páginas propicia este acercamiento físico entre el texto, la imagen y el lector.
El cuento es un pequeño tesoro, digno de figurar en la biblioteca de los más pequeños y, por supuesto, supone un aldabonazo en la conciencia de los mayores. ¿Acaso las muñecas que regalamos a nuestras niñas las han hecho otras niñas? Esa una pregunta que invita a la reflexión. Valoremos qué es el comercio justo y tratemos de llevarlo a cabo.
Ricardo Gómez es un autor comprometido que, en esta ocasión, sabe jugar con el relato y la melodía de las palabras, dado el público al que se dirige, pero que no evita abordar temas duros, como éste.

domingo, julio 29, 2012


María García Esperón. Ilustraciones Sr. No Quiero
El Naranjo, México, 2012


El eterno retorno, el ir y volver, el llegar y el partir, el ser y no ser… el eterno retorno y el disco del tiempo que se dan la mano en un cierre perfecto. Todo consiste en eso: en saber unir principio y final. Ni más ni menos.
María García Esperón con una prosa vibrante, rápida y comprometida nos acerca a la figura de uno de los grandes personajes de la historia, Julio César. No obstante, no escribe una biografía usual, no le interesa, porque prefiere acercarse al César desde múltiples perspectivas todas ellas circulares porque parten y desembocan en el mismo lugar: en el asesinato de César. Admira la visión de la escritora, mexicana de nacimiento, que ahonda en la entraña misma de ese deicidio.
El anillo de César es una novela extraordinariamente documentada, que no deja nada al azar. María García Esperón ha realizado un trabajo exhaustivo puesto que no ha dejado ningún cabo suelto. Lo narrado en el relato ocurrió de verdad, sin duda; los personajes existieron y forman parte de la historia. Ahora bien, María García Esperón emplea toda esta erudición de una manera literaria ya que no aburre al lector con grandes disquisiciones ni le explica, de forma didáctica, qué pasó con César, por qué lo asesinaron y quiénes urdieron el complot. Todo eso aparece en el relato, por supuesto, pero no es lo más nos cautiva puesto que lo que sorprende es el punto de vista del narrador, un narrador sobrecogido por la muerte de César, un narrador vehemente, casi un dios, que conoce hasta los más íntimos pensamientos de los personajes, que no juzga, pero sí muestra. Las pasiones, los afectos, las deudas, las hipocresías, los logros y los fracasos se muestran en El anillo de César de una manera fluida, como aguas de un río que van a desembocar, por fuerza, en el mar de la muerte.
César fue un gran estratega, un conquistador,  amado por unos, odiado por otros, a nadie dejó indiferente. La prueba es que aún hoy atrae su figura y su legado. César tuvo muchos errores, pero también aciertos. No fue un dios, aunque se sentía emparentado con Venus, sino un hombre, que jugó todas sus partidas con los dados que le tendió el destino.  A María García Esperón le interesa la otra historia, la historia de la trastienda, por así decirlo, cómo y por qué César tuvo que llegar a los idus de marzo pese a que le habían avisado, pero él no lo creyó ¿o sí?
Personajes como Pompeyo, Catón, Cicerón, Antonio, Mario, Cleopatra y tantos otros acompañan a César en este peregrinar por el mundo de los vivos y los muertos. Todos se relacionan con César o por amor o por odio, pero siempre con respeto y un punto de temor. Cleopatra es acaso la figura que sobresale entre todos por su atractivo legendario y porque entendemos, al fin,  qué buscó en César y por qué lo hizo.
El anillo de César es un personaje más, sin duda el motivo principal del relato:  el anillo de Venus, con la leyenda “Venus in armis”. Un anillo que todos hubieran querido tener, pero que nadie se atrevió a usar. De ahí el valor simbólico del texto: el relato, como dijimos, es circular como un anillo, siempre está empezando, siempre está acabando, siempre está por suceder… como la vida misma.
El anillo de César, por otro lado, presenta una estructura singular. Está dividido en 24 capítulos, pero van en orden inverso; esto es, el último capítulo es el I, porque el final es el principio y el principio el final. No es casual que sean 24 capítulos, ya que en este número se concentra otro valor simbólico. ¿Cuántas horas tiene un día? ¿O en cuántos cantos se organizan las grandes epopeyas grecolatinas? No hay nada casual en El anillo de César.
Hay muy poco diálogo, porque lo que más interesa es el retrato de las emociones de los personajes, un retrato trazado con pasión y mucha garra, porque María García Esperón rescata, para el lector actual, el género épico y le da la vuelta ya que nos lo ofrece nuevo y recién lavado, pero con la sabiduría de los dioses.
El texto incluye distintas expresiones en latín y griego, también históricas, que son uno de los ejes del relato. No es una novela fácil de leer, en absoluto y, a menudo, resulta inquietante, porque, por mucho que el lector conozca el final de la historia, no tenía el retrato conjunto que nos ofrece María García Esperón.
El anillo de César está ilustrado por Miguel Felipe Rodríguez Ortiz, que firma como Sr. No Quiero y que reproducen, en blanco y negro, algunas de las escenas del relato a la manera de los mosaicos romanos porque la historia de César, su final, sobre todo, no se puede entender ya desde la perspectiva humana, puesto que forma parte ya de la mitología y eso lo saben bien, la autora y el ilustrador.
En suma, un relato estremecedor que no solo ha de gustar al público joven, sino a cualquier lector porque la historia que narra, como un anillo, ha pasado ya, pero en otros lugares aún está por llegar.


viernes, julio 27, 2012

Anastasia la Valiente,
Manuel Ferrero. Ilustraciones José Luis Navarro
Edimáter, Sevilla, 2012,
(El hada y el duende)


Manuel Ferrero escribe un cuento que, formalmente, responde a la tradición oral, por sus fórmulas de inicio y cierre. Eso lo acerca más a los pequeños lectores, a los que dirige la narración, ya que son niños que están aprendiendo a leer y que, con seguridad, necesitarán que alguien los guíe e, incluso, les lea en voz alta este cuento maravilloso. ¿Maravilloso significa de hadas? Ni sí ni no, podríamos decir, porque Anastasia la Valiente, es, en parte, un cuento de hadas, pero superado por la perspectiva de la protagonista que es una niña real, con intereses reales y barreras qué superar.
Anastasia es una niña de 8 años, tan curiosa y viva como cualquier niña de su edad, pero que tiene síndrome de Down. ¿Es eso un impedimento para Anastasia? Por supuesto que no, tal vez va un par de cursos por debajo de su edad y tal vez le cuesta un poco más asimilar las cosas, pero tiene fuerza y sueña, como todos los niños, en llegar a alcanzar un futuro hermoso. Anastasia quiere ser veterinaria. Y seguro que lo será.
Manuel Ferrero, con sensibilidad y mucha fuerza expresiva, nos introduce en el mundo de esta pequeña quien, con dos amigas, Marta y Luisa, va a aprender a superar sus miedos. Anastasia solo teme a una cosa… al sótano porque está oscuro. Pero un buen día supera ese miedo y descubre que se puede soñar y no solo eso, qué va, descubre, que sus sueños pueden hacerse realidad y, con ello, nos da una lección, a grandes y pequeños, acerca de su compromiso de pequeña-gran niña.
El relato va dirigido a los lectores, de una manera directa, para hacerlos partícipes de la historia. Está escrito de manera sobria, clara y muy cuidada. Manuel Ferrero maneja muy bien el tiempo narrativo e introduce, en los momentos oportunos, la descripción, sobre todo emocional, para implicar más a los pequeños lectores.
Anastasia sabe que con amor todo se puede lograr, pero quiere que lo sepamos nosotros, sin moralinas ni lecciones trasnochadas, por Anastasia es, ante todo, una niña. Ésa es la gran virtud del relato puesto que ser diferente no impide dejar de ser niño o niña, joven o adulto, no impide que se sueñe y que, sobre todo, se sea feliz.
José Luis Navarro ilustra el relato de una manera especialmente bella. Anastasia es una niña de rasgos singulares, pero risueña, contenta y alegre. La retrata con sus amigas, la retrata con tesón y superando las barreras. Son ilustraciones que siguen de cerca el relato y que le ponen cara y alma a los personajes.
El relato se complemente con una serie de pautas o reflexiones para los mayores, educadores o padres en general, ya que, aprovechando que Anastasia es una niña con síndrome de Down, se pueden trabajar muchos aspectos con los lectores puesto que en ellos, y en nadie más, está la posibilidad de que nuestra sociedad sea lo que debe ser: para todos.
En definitiva, Anastasia la Valiente es un relato lleno de fantasía, pero también de realidad; lleno de ternura y de amor, un relato que gustará a los primeros lectores e, incluso, a los que aún no lo son. Un relato que a todos nos permitirá reflexionar y, sin duda, crecer.

miércoles, julio 18, 2012



Versos para contar,
Carlos Reviejo. Ilustraciones Gusti
Madrid, SM, 2012



Versos para contar, de Carlos Reviejo, es un gran libro, no solo por el formato, sino por el contenido ya que aúna las letras con las ciencias. ¡Qué alegría! Jamás las palabras han estado reñidas con los números, por mucho que los planes de estudio se empeñen en separarlas y Carlos Reviejo lo sabe tan bien que ha escrito un libro fascinante para enseñar a los niños no solo a contar, sino también a gustar de la poesía. ¿O es qué la poesía no es, además, de un pálpito en el alma un conjunto de versos con rima, con ritmo, con sílabas? ¡Letras y números! Poesía y ciencia.
Ahora bien, los poemas de Reviejo aluden a realidades conocidas o apetecidas por los niños, como son los cuentos tradicionales, a las fiestas o a elementos de la naturaleza (el arco iris o la luna) o del cuerpo (las manos). Claro que el niño también sabrá cuántos días duró el diluvio universal o si se pueden contar las estrellas.
Son poemas divertidos y alegres en los que se nota la influencia de la poesía tradicional: hay trabalenguas, adivinanzas, seguidillas y hasta un romance.
El poeta suele emplear el octosílabo y gusta de la rima consonante para crear más ritmo. Maneja con soltura imágenes brillantes que hablan de lo cotidiano, pero desde otro punto de vista sorprendiendo al pequeño lector como el poema “El cero busca trabajo” o la prepotencia del uno que no le sirve de nada ante la amenaza del borrador.
Las ilustraciones de Gusti son absolutamente geniales, llenas de luz, de alegría. Son obras de arte que acompañan y reflejan los versos, que sirven de eco, por así decirlo o, aun mejor, de reflejo.
Versos para contar podríamos decir, haciendo un juego de palabras, que también son “versos para cantar” porque todos los poemas que contienen el libro han nacido para ser leídos en voz alta, aprendidos, incluso, y disfrutados en conjunto, ya sea en la escuela o en casa. Agradecemos la publicación de un libro tan hermoso como éste dedicado a la poesía infantil.

Víctor González,
Madrid, Pearson Alhambra, 2011.



El hacedor de reyes y otros cuentos, de Víctor González es un libro inteligente escrito para lectores que disfrutan con los enigmas, con las sorpresas, con los misterios y, sobre todo, con los finales cambiados.
El libro está formado por más de 50 relatos breves, microrrelatos en muchos casos, que van de la mitología, a la historia; de los personajes abstractos a los animales; del humor a la ironía; de la infancia a la madurez. Son cuentos aparentemente sencillos, porque se leen si dificultades, pero que necesitan varias lecturas para entenderse o, al menos, para calibrar parte de su significado, por Víctor González ni hace concesiones al vocabulario ni resuelve del todo sus enigmas, a menudo deja en el aire la respuesta o termina con una lógica tan aplastante que el lector sospecha que “hay gato encerrado” y empieza a leer de nuevo. Como muestra un ejemplo. El cuentecillo titulado “Cómo distinguir a un poeta de un hombre corriente” dice así: “Los poetas se distinguen del resto de los hombres de una forma muy sencilla: si se les hace una pregunta, sea la que sea, los poetas auténticos no pueden evitar dar la respuesta correcta”.
Las situaciones que se plantean son disparatadas, a veces, en la línea del esperpento o del surrealismo: un niño que tiene un imán tan potente que le prohíben la entrada en París para que no se le pegue la Torre Eiffel, un adivino que cambia su profesión por la ornitólogo o una mujer que se ha sometido a tantas operaciones que, al fin, logra su propósito: ser irreconocible.
Víctor González maneja un vocabulario culto y alude, a menudo, a personajes o a conceptos de la historia o de la mitología. Sus cuentos son entre paradójicos y llamativos, entre divertidos y extraños, entre cultos y tradicionales, entre lúdicos y serios.
Con frecuencia el autor hace guiños al lector y le ofrece muchas claves para que entienda el cuento o, al menos, no se quede en la superficie. Un cuento precioso, “La niña del mar” recrea, de alguna manera metafórica, la vida de la poetisa Alfonsina Storni… por eso el cuento termina, así, lacónico y directo: “Esta historia es cierta. La niña se llama Alfonsina”.
El Hacedor de reyes y otros cuentos está en la línea de los cuentos breves de Monterroso, por ejemplo, por la alusión a la alegoría, por los personajes imposibles que recrea, por las situaciones extraordinarias, tan cotidianas y, a la vez, tan extrañas.
Es, en definitiva, un libro para todas las edades. Los lectores desde 12 años, por ejemplo, se divertirán con las situaciones chocantes que plantea, aunque quizá no las entiendan del todo; los mayores disfrutarán en cada lectura porque, está garantizado, el libro gana con la relectura. Un texto, sin duda, genial.

El mundo, los otros y yo. Las grandes preguntas para comprender el mundo.
Varios Autores,
PPC, Madrid, 2009.


No siempre es fácil contestar a los niños porque sus preguntas necesitan respuestas veraces y no excusas para salvar el expediente. Y los niños nunca se cansan de preguntar. Por eso se agradece un libro como El mundo, los otros y yo puesto que recoge 120 preguntas que no siempre sabríamos cómo contestar, ésa es la verdad. No son preguntas sencillas, qué va, ni siquiera superficiales, sino comprometidas, de las que necesitan una reflexión seria y no admiten un “sí” o un “no” o un “cuando seas mayor te lo cuento”.
Las 120 preguntas que forman el libro, bien pensado, van dirigidas también a los adultos que, por lo que sea, hemos perdido la capacidad de interrogarnos y todo nos parece normal. Los niños son campeones en preguntar y campeones en detectar buenas respuestas.
Las respuestas que ofrece este libro son principios, puentes tendidos para iniciar una reflexión con nuestros hijos o nuestros alumnos o nuestros sobrinos o nuestros niños, sin más.
El libro se divide en cinco secciones:
  1. La familia
  2. Los sentimientos
  3. La vida y la muerte
  4. La sociedad
  5. El mundo
Las respuestas están redactadas de manera sencilla para que las pueda entender un niño entre 8 y 12 años. Y las preguntas, realmente, contienen distintos matices, algunas son más fáciles que otras; pero ninguna nos va a dejar indiferentes. ¿por qué se enfadan los padres?, ¿por qué se sueña?, ¿hay que perdonar siempre?, ¿por qué es tan difícil la vida?, ¿qué es la política?, ¿por qué no somos perfectos? Y así hasta 120. Muchas de las preguntas necesitarían una tesis doctoral como poco para ser contestadas, pero las habilidad de los autores hace que, sin ser una respuesta complicada, sí, al menos, contenga las principales claves para… hacerse otra pregunta. Y de esta manera los niños irán creciendo y madurando y los adultos los podremos acompañar en este proceso.
No hay excusas, por lo tanto, no vale decir que no hay tiempo, sino… que hay que sentarse con el niño y permitir que pregunte. En una buena pregunta está el germen de todo lo que puede ser ese niño. ¿Por qué no contestarle?


viernes, julio 13, 2012


La princesa que quería escribir,
Beatriz Berrocal Pérez.
Daniel Montero Galán.
Amigos de Papel, León, 2012


“La princesa que quería escribir” no es un cuento como los demás. En absoluto, porque
es cuento y poesía, a la vez. Su autora, Beatriz Berrocal Pérez ha optado por los versos para recrear este cuento de hadas moderno. En él la princesa no aspira al príncipe azul de sus sueños, sino a ser feliz e independiente, a escoger su propio destino y a romper con los planes que su padre, el rey, tiene para ella. La princesa quiere “Ser libre al leer, libre al escribir, / combinar palabras que yo quiera unir”.
El cuento, escrito en pareados, parece fácil, tal vez por la rima, pero no lo es en absoluto, ya que plantea un tema importante y serio como es la capacidad de elección que todos deberíamos tener. Es una crítica –amable y dulce, por supuesto- hacia los roles de la mujer tradicional, que vivía -¿vive aún en muchos casos?- a la sombra de su marido. Nuestra princesa no quiere convertirse en muñeca ni “En una princesa como las de cuento, / que tejen tristeza y bordan silencio”. Estas imágenes que emplea Beatriz Berrocal, aparte de gran calidad literaria, expresan todo el sentimiento de la mujer que quiere ser dueña de su vida.
“La princesa que quería escribir” no es un cuento clásico, aunque sigue el esquema, porque rompe con los roles y apuesta por el cambio. Esta princesa opta por romper con todo saltando y, de una forma metafórica, las palabras la acunan y la arropan y evitan su caída al vacío: “Hicieron columpios de versos y rimas / y balanceaban a la princesita”.
Logra ablandar el corazón del rey y, por fin, gana la batalla y puede ser una princesa diferente, pero feliz.
El cuento-poema es muy hermoso, como acabamos de ver, y se encuentra en una nueva colección de libros infantiles, la creada por el sello editorial Amigos de Papel, de León. Asunción Carracedo es el alma del proyecto y cuida con mimo tanto el texto como la ilustración. Daniel Montero Galán es quien se encarga de ilustrar “La princesa que quería escribir” y sus dibujos son pura poesía para la vista. Se entristecen con la princesa y se vuelven locos de alegría cuando logra su propósito.
“La princesa que quería escribir” es una apuesta por la palabra y su valor como herramienta de crecimiento personal y de comunicación. Sus versos, muy rítmicos, se quedan no solo en la mirada sino en el oído de quien los lee porque este libro no solo va destinado a la lectura en silencio, sino a la lectura oral. Los niños y no tan niños disfrutarán con esta princesa atípica que solo quería ser ella misma. Un buen mensaje.


Asunción Carracedo,
León
Amigos de Papel, 2012.


Oto es un monstruo simpático, pero enorme y eso, a veces, da miedo. Por eso se siente solo en la ciudad ya que, aunque las gentes parecen tolerarlo, nadie es su verdadero amigo y Oto necesita un amigo de verdad. Por eso se pone tan contento cuando Oli, otro monstruo, va a visitarlo. Llega desde las Montañas Chispeantes y lo que ve en la ciudad no le gusta. Allí nadie es feliz, ni siquiera los animales del zoo, a los que los amigos visitan.
En “Oto y Oli”, de Asunción Carracedo, se expone la importancia de la amistad y la necesidad de superar cualquier prejuicio porque Oto y Oli, pese a ser muy grandes, tienen el alma candorosa y disfrutan con las pequeñas cosas de la vida. ¿Por qué molestan? O mejor: ¿a quién molestan? Oli no acaba de encajar en ese mundo en que todos van a la suya y decide volverse a su casa, Oto se siente triste, pero lo acepta porque sabe que es lo mejor para Oli. Ahora bien, el simpático monstruo ha dejado un regalo muy especial: ha pintado con sus rotuladores estampadores algunos elementos a los animales del zoo para que se sientan mejor y superen un poco su aburrimiento. Lo bueno del caso es que nadie puede borrar ni las gafas de la jirafa ni los tirantes del oso, por ejemplo.
En “Oto y Oli” se alude también a la magia y a la fantasía y a la capacidad de fabular porque Oli, por ejemplo, le regala a Oto objetos en verdad fascinantes. También comparte con todos los animales unas frutas deliciosas y, en suma, trata de inyectar una bocanada de aire fresco en la vida de su gran amigo Oto.
El cuento va dirigido a los primeros lectores, aunque los niños que aún no saben leer también disfrutarán de las aventuras de estos dos amigos, uno blanco y otro marrón, que son como un café con leche y que se dan unos abrazos enormemente grandes.
Asunción Carracedo emplea una prosa muy directa, da muchos detalles para que el lector entienda su historia y aporta, sobre todo, plasticidad porque recrea no solo el aspecto exterior, sino, lo que es más difícil, las emociones de sus personajes. Su prosa es amplia y diáfana y nos contagia de optimismo y entusiasmo por las pequeñas-grandes cosas de la vida, entre las que se encuentra, por supuesto, la amistad.
El libro se presenta en formato álbum con tapas duras, muy apropiado para sus lectores.
Ésta es la segunda aventura de Oto, la primera “Oto y el hada” (2008), en donde Oto se metía en un problema monumental del que salía gracias al hada. Seguro que los fans del monstruo estarán muy contentos de verlo de nuevo y en compañía de otro monstruo tan encantador como él.
En ambos títulos el encargado de las ilustraciones es Salvador Silva que recrea la grandeza del monstruo no solo por el tamaño, sino, sobre todo, por su interior. Destacan los dos personajes siempre abrazados en un claro contraste cromático: blanco y marrón.
“Oto y Oli” colma un viejo sueño de la leonesa Asunción Carracedo como el de crear un sello editorial propio, Amigos de Papel.

martes, julio 03, 2012

Eolon, M. T. Ronzoni
Cardeñoso Editores, 2012.


Eolon es la primera novela de M. T. Ronzoni. Publicada por Ediciones Cardeñoso este mismo año, 2012, es una novela que va destinada, en principio, al público juvenil. Decimos en principio porque, como ya es sabido, cualquier lector, al que le interese la ciencia ficción en este caso, disfrutará con las aventuras que se narran en el relato.
M. T. Ronzoni escoge la tercera persona para sumergirnos en una historia que combina varios ingredientes que la hacen muy atractiva, el amor, la amistad, el valor, la nobleza, la lucha contra el mal… y todo ello ambientado entre dos mundos, el nuestro, la Tierra, y Eolon, un lugar que, de alguna manera, tiene que ver con Un mundo feliz, de A. Huxley, porque, como en el relato clásico, en Eolon las personas parecen ser muy felices y, sin embargo, no lo son porque quisieran tener la capacidad de decidir.
Adam es un joven de Eolon que, con su madre, llega a California, huyendo del mundo que Imon ha creado, para su propia gloria, un mundo aparentemente perfecto que esconde grandes diferencias. Imon podría decirse que se cree una especie de dios, capaz de cambiar a los seres a su capricho. El padre de Adam, que es un gran científico, se ha negado a seguirle el juego e Imon lo ha encarcelado. Por eso Adam y su madre llegan a la Tierra, en busca de alguna solución, Erianne, con quien comienza a tener una relación especial, aunque, al principio, se resiste a decirle de dónde viene. Cuando ya no tiene otra opción comparte con Erianne y sus dos amigos gemelos, Polly y Eric, sus orígenes y, juntos, deciden volver a Eolon para liberar a su padre y también a su madre, secuestrada en la Tierra por los esbirros de Imon.
Eolon es una narración fresca y dinámica, llena de diálogos y de elementos descriptivos. El mundo que describe la autora es fascinante, con su flora, su fauna, sus aspectos climatológicos, sus costumbres y sus contrastes.
Eolon también nos habla de valores humanos y muestra el choque entre dos tipos de seres, los hermosos, los creados por Imon, y las pruebas genéticas, los engendros, los desechos, enviados al exilio y que en el relato reciben el nombre de golgans. Cuando los golgans se conciencian de su fuerza son capaces de unirse y ayudar a terminar con la era Imon. Solo así, se podrá vivir en paz.
Por otro lado, el relato es también una novela iniciática puesto que la joven Erianne, de 16 años, que se presenta al principio, no es la misma que aparece al final. Entre medio, han pasado muchas cosas y ella misma se ha dado cuenta de su propia fuerza, que está en su interior. Lo que mueve a Erianne, aparte del amor que siente por Adam, es ayudar a su hermana pequeña, aquejada de gravedad por una extraña dolencia. En Eolon no hay enfermedades y es allí donde encuentra el antídoto para esa enfermedad.
Los humanos y los habitantes de Eolon comparten un mismo ADN, de ahí que sean compatibles, aunque se muestran mucho más avanzados tecnológicamente, como muestra Adam a cada paso, aunque sin ninguna soberbia, ya que valora la amistad por encima de todo.
En Eolon hay momentos de humor, otros de especial intensidad narrativa y episodios emocionantes llenos de afectos. M. T. Ronzoni maneja muy bien los diálogos y permite que el lector conozca a los jóvenes protagonistas a través de sus propias palabras.
Por otro lado, de alguna manera, en el relato, rinde tributo a la cultura egipcia, ya que en Eolon muchas edificaciones tienen el regusto faraónico.
En definitiva, Eolon es una novela que mantiene la atención del lector desde el principio y que va incrementando el ritmo narrativo hasta llegar a un clímax ascendente y, después, a un remanso final. Podría decirse que es una novela abierta y que admitiría una segunda parte e, incluso, una tercera.